lunes, 5 de diciembre de 2011

Un día en bici al son de la lluvia



Un día en bici al son de la lluvia
 
 



Entonces me despierto de un sueño obligado, cuando sonó esa inolvidable canción que dice Nossa, Nossa Assim vocé me Mata, de la naciente estrella Michel Teló. Los vidrios empañados, el chofer pelea con una cuchita arrugadita porque le pagó con uno de 20 mil y no hay vueltas. Mi compañero de silla intenta hablarme un Dios castigador. El bus avanza al ritmo de una tortuga reumática y busco desesperadamente el botón rojo que diga EJECT.


Con tan solo esos elementos es más que suficiente para querer romper el vidrio de emergencia y caer así sea sobre un bulto de desechos hospitalarios para amortiguar el golpe.

Todos los días salgo a hacer mis pilatunas en bicicleta, pero por culpa de la lluvia y por un reciente peinado con secadora decidí tomar un bus. Antes de subir me pregunté: -Por qué no volví a irme en bus?- La incertidumbre no duró mucho. Sólo puse un pie adentro para recordarlo.

Extrañar a mi bici fue como extrañar la comida de la mamá o a Los Dummies. El carro puede parecer la mejor opción cuando llueve, pero hoy comprobé que no lo es. Si no me creen, analicen la cara de alguien que vaya en carro. Llueva, truene o relampaguee la bicicleta siempre seguirá siendo la mejor opción para tod@s aquell@s que gusten de las emociones fuertes, empátic@s con el aire, que les encante ir cómod@s y salirse del esquema para darle tregua a la diversión

Hoy tomé mi bici e inicié mi recorrido cuando solo caían unas pequeñas gotas que a la final no hacían tantos estragos sobre mi ropa. La ciclorruta estaba muy concurrida y pocas sombrillas entorpecieron mi pedaleo. De repente como si fuera obra de la propia ley de Murphy, comenzaron a caer poderosas gotas que al tocar cualquier superficie hacían un mar. Sentía cómo paulatinamente chocaban contra mi rostro y mis manos se iban entumeciendo aferrándose a los manilares.

Inicialmente puede decirse que esa sensación es incómoda. A riesgo de ser catalogada como loca o inconsciente, empecé a sentirme viva, feliz, renovada, mojada y libre. Enfrentar el poder de la naturaleza en medio de una ciudad pretenciosa es lo mejor del mundo. Es darse cuenta de lo vulnerables que somos, de que no todo en la vida citadina es carros, jefes emputados, lugares caros para comer, buses malolientes o edificios con ínfulas de grandeza.

Es ver la cara más noble y poderosa de Bogotá. Así se inventen miles de medios de transporte de tracción motorizada, nada puede compararse con la rapidez y sencillez de una bicicleta. Mientras esos carros están estancándose por culpa de un semáforo dañado y la gente corre despavorida huyendo de lo inevitable, tú estás viajando a tu ritmo en tu bici, enfrentando la lluvia con valor, ilusionad@ con llegar a casa y tomar un chocolate.

Mientras más pedalees bajo la lluvia menos frío sentirás. Parece una frase obvia como mujer con mujer hombre con hombre pero esa idea es la que nos animará a seguir adelante. Ancestralmente, los seres humanos tenemos una fascinación extraña por el agua, por estar sumergidos en ella. Si no que lo digan los jovenzuelos de colegio que se bañan en la fuente del edificio de Caracol o en el show de agua de Maloka cada viernes.

Así mismo se siente cuando te mojas en tu bici. Esa alegría que da superar esa barrera social de llevar ropa correctamente puesta y seca. De salirse de la faceta de ciudadano más para tomar una supuesta desgracia con alegría mientras la gente dice: pobrecita, pero se ve como contenta.

Cuando se está empapado en bicicleta uno tiene esa sensación de Qué Más Da? Esa resignación liberadora que de seguro te hará más feliz que respirar colectivamente gas carbónico e intercambiar cariñosamente bacterias y gonococos, o aguantarte un trancón nefasto a causa de un accidente en la vía, entre otras contrariedades viales a las que ya estamos acostumbrad@s en esta ciudad.

Por eso el consejo de Cornelia es: saca la chompa así sea de esas que regalan los de recursos humanos de las empresas, consigue una sombrilla no muy aparatosa para no chuzar ojos, usa chaquetas gruesas y sobretodo, saca la bici. Inténtalo y me cuentas.